Al que llega por primera vez a Santiago de Compostela, lo primero que le llama la atención es la piedra. Piedra y verde, granito y musgo, entre las piedras y los bares, miles de bares….Estudiantes con carpeta bajo el brazo y paraguas se cruzan en la Ruas con grupos de turistas con chubasquero que escudriñan en las cartas de los restaurantes, buscando percebes y centollas a precio de saldo.
Brilla la piedra, cuando sale el sol, y los charcos hacen de espejo de las torres de la catedral, un músico se gana la pensión diaria, aporreando una guitarra debajo de los soportales de la Rua Nova. Por la tarde, se llenan los garitos de estudiantes y funcionarios, la noche en Santiago es larga, Santiago no cierra por la noche.
En la catedral, peregrinos, franciscanos franceses, brasileños con el libro de Coelho bajo el brazo, y excursiones del inserso, intentan dar un cabezazo al “santo” de los Croques..alguien les explica que el “santo” es en realidad el Maestro Mateo, padre del Pórtico de la Gloria, que en un disculpable arrebato de orgullo, se esculpió en piedra para inmortalizarse, a lado de su obra..
Tarta de Santiago para turistas, Ribeiro barato, minibotafumeiros de latón, Conchas del peregrino, merchandising de este Disneyland católico, del que vive una gran parte de los Compostelanos, turistas-peregrinos de mochila y bastón, haciendo cola en la Oficina del peregrino para acreditar su Camino, Excursionistas en el Obradoiro, y el Hostal de los Reyes Católicos para autoridades, gente con posibles.,artistas de paso y parejas en viaje de novios o de bodas de plata.
En Santiago, a los Vips, se les conoce por lo cerca que pueden llegar en coche hasta el Obradoiro, delante del Hostal una decena de Audis negros con chofer, esperan a sus clientes o a sus dueños.
Es Semana Santa, la campana de la Catedral, está muda, este año el sonido grave y ronco de la vieja carraca, sustituye a la campana, la carraca después de 50 años, vuelve a sonar en su torre, despidiendo a los que hicieron el Camino. Compostela es la ultima casilla de este Juego de la Oca del Camino, casilla que te devuelve otra vez al principio vía RENFE, a todos menos a los que quedamos enganchados aquí por unos dados caprichosos